"En vez de desear lo que no tienes, agradece por lo que tienes", aconsejan los sabios.
El arte de agradecer libera al ser humano de las expectativas y la ansiedad, y lo reconcilia con los hechos tal como ellos son. Gracias a él, uno adopta la actitud de un ganador y establece una sintonía positiva con lo que es bueno y correcto.
Agradecer es optar por la simplicidad, y la simplicidad permite recorrer el camino de la bienaventuranza. Agradecer es también aceptar al otro y aceptar la vida.
Cuando percibimos la importancia del momento presente, pasamos a estar agradecidos por las oportunidades que nos rodean en todo momento. Agradecer es un acto de amor incondicional, y es un ejercicio de desapego. Es optar por lo suficiente, y contiene en sí la semilla de la humildad.